domingo, 21 de noviembre de 2010

FANFIC INMORTAL (3º capitulo)

LA CITA CON ALICE


 Me bañe, me afeité, me puse perfume, finalmente me vestí y ya estaba listo para ir a su encuentro. Me mire otra vez mas al espejo y me dije a mi mismo –Gabriel esta es la tuya adelante, coraje.

Baje las escaleras, y cuatro intrigados inmortales me miraban incrédulos.
Mi madre –suerte corazón-
Mi padre cerró los ojos y asintió con la cabeza.
Adolf me dijo -ve por todas, y a ver si hay remate a la portería o te tienen mal los años jajajaja.
Molly le saco la lengua y cruzando los dedos a mí vista me dijo- Por tu gran noche hermanito-
Baje al garaje y subí a mi coche, lo puse en marcha y me dije –por todas Gabriel-

Salí rumbo al pueblo y le hice caso a mi hermana, pare a comprarle flores, ante la duda preferí unas rosas rojas, significan pasión.

Me fui al bar y me senté en la misma mesa que estuve esta mañana cuando la vi. Vino la camarera y le pedí -un whisky con hielo-, quise tranquilízame y me puse a mirar a una joven que cantaba boleros en el escenario donde esta mañana estaba la pantalla gigante.


De repente estaba distraído pero la percibí mire hacia la ventana del lado que ella vendría y allí estaba, esta vez más hermosa, deslumbrante diría yo, con sus ojos chispeantes.

Con un vestido entallado de color rojo que le hacía ver sexi como pocas, zapatos de tacón negros y un abrigo negro, su cabello recogido la mitad hacia atrás y formando un manto.

En cuando entro al bar me levante e inclinando mi cabeza y mirándola de arriba a abajo mostrándome conforme a lo que la imagen mostraba y acompañando con una sonrisa la invite a sentarse. Se paro, respiro profundo y adelanto hacia mí, ella también parecía estar nerviosa, su corazón palpitaba fuertemente y su rubor natural aumentaba el colorete de sus mejillas.
GabrielAlice- dije -eres puntual-.
 Alice- Gabriel, tu también- dijo.
Gabriel Le di el ramo de flores – Espero te gusten las rosas - y las acepto de buen grado.
Alice- ¿Eres nuevo verdad, hace cuanto llegaron al pueblo? Pregunto.
Gabriel–Sí, llegamos ayer, esta mañana tuve aquí una cita por así decirlo con mis compañeros de trabajo, comienzo el lunes, soy abogado. Y tú que cuéntame, te vi irritada esta mañana con la persona que estabas?-
Alice-Ha, era mi hermano, y no soporta que pueda llevar mi vida sola sin su ayuda pues de esa forma no puede controlar lo que hago o dejo de hacer- Contaba – Así que cada vez que viene tengo que ponerle frenos- ya tengo 21 años pero no quiere entenderlo ya he dejado de estar bajo su cuidado el negocio que tengo lo llevo adelante sola desde que tengo 16 años.-
Gabriel-Eres emprendedora por lo que veo buena cualidad para una mujer. Por lo visto tus padres han muerto si estabas bajo su tutela, o me equivoco.-
Alice-En cierta forma no te equivocas –Decía mientras miraba la mesa- mi madre falleció pero mi padre es un jugador empedernido y sé que anda rondando por el pueblo según mi hermano y teme que me dé un susto para quitarme dinero y seguir jugando por lo que quiere que me vaya a vivir con él, pero yo ya estoy demasiado acostumbrada a hacer mi vida, sin el detrás mío.-
Gabriel -¿Tomas algo?-pregunte.
Alice-Lo mismo que tu- respondió. Le hice señas a la camarera y le trajo a ella también su whisky con hielo.
Gabriel –Vives cerca de aquí.
Alice -En la planta alta de mi negocio. ¿Y tú?
Gabriel - A la salida del pueblo lindando con la Reserva, a todos en mi familia nos gusta la paz cuando no estamos con el trajín del día a día.
Alice-Tu hermano vive en el pueblo también- intrigado le pregunte.
Gabriel-No, el está en la ciudad, a 25 km de aquí por eso que el teme me pase algo- le justificaba- pero sé de sobra como defenderme de él-. De repente disminuyeron la luz y pusieron música romántica y las parejas salieron a bailar y con un gesto de cabeza la invite a unirnos a baile y ella acepto sonriente y empezando a levantarse. Fuimos al centro de la pista donde estaban todos bailando y la tome de la cintura. Pese a sus tacos era pequeña y sumamente frágil, debería medir más 1,60 de estatura. Cuando la tuve en mis brazos pude sentirla por entero acomodándose contra mi cuerpo, baje la cabeza para oler su pelo, era agradable, se sentía bien estar allí, percibía su aroma, su sabor llegaba a mi garganta pero el veneno no se mostraba, por lo que me mantuve tranquilo. Note que su corazón comenzaba a correr una carrera maratónica. La mantuve contra mi cuerpo con una sola mano y con la otra le separe la cara y le levante el mentón luego fui acercándome lentamente para darle un beso sobre los labios, iba inspirando su perfume, nada el veneno no se mostraba, la bese sobre los labios, se estremeció e hizo correr electricidad por todo mi cuerpo, seguía el veneno sin aparecer, insistí en el beso suavemente y ella lo respondió a mi beso abriendo levemente su boca y dejándome saborearla lentamente, mi cuerpo empezaba a sentir deseo, ella temblaba en mis brazos, y seguí teniendo el control, entonces la deje continuar y ella sentí como su rubor subía por su cuerpo, su calor me quemaba, hizo a un lado su cabeza y dejo al descubierto su cuello, con su yugular latiendo bajo su piel sentía como corría su sangre por las venas, serré los ojos y apoye mis labios sobre su cuello justo por debajo del lóbulo de la oreja, trate de no respirar y contener el ansia, ella se estremeció y se aferro a mi cuello, continúe besando su cuello suavemente hacia su garganta justo por debajo del mentón, aspire su perfume para medir mi control, por un momento la sed quiso aparecer pero la controle mis ansias de ella eran mayores que cualquier otra cosa, respiraba en forma irregular y su cuerpo se rendía en mis brazos, en ese momento hubiera querido salir de allí con ella en mis brazos y hacerla mía, mi corazón parecía que me gritaba tómala pero me detuve un instante para ver su reacción lo que le di lugar a que inspirara profundo y reacciono con un escalofrió
Alice– vamos a la mesa por favor – entrecortadamente.
Gabriel–Sí, y le hice un gesto con la mano señalando en la dirección de la mesa, ella sonrió y estaba ruborizada de una forma escalofriante, su aroma aumentaba, el ritmo frenético de su corazón no parecía querer callar, teníamos más noche por delante. -¿Cuál es tu nombre completo? le pregunte.
Alice- Alice Flint-
Sando estábamos en la pista de baile volvió a entregarse a mí apenas la tome por la cintura se estremeció y se dejo llevar por el deseo de sentir la pasión retenida en su interior. Dude de tomarla por completo estaba jugando con fuego, y podía quemarme y quemarla a ella, transformarla sería el daño menor, temía matarla, preferí esperar un poco más, ya por hoy era mucho lo logrado, sabía que ella respondía a mis besos, pero no quise jugar más y preferí que todo se restringiera a eso, a besarla suavemente jugar con mi autocontrol y que no pasara a mas, hoy no, mi padre me dijo, paso a paso, y lo de hoy fue un salto mortal durante más de dos horas jugué alrededor de su mentón con mis labios en su cuello, con mi lengua suavemente detrás del lóbulo de su oreja y llegue a darle un beso profundo y apasionado, conseguí mantener el veneno dentro mío pero estaba solo a un paso de querer saltar. Me decía para mis adentros Gabriel controla, controla. Cuando quise darme cuenta era la 1,30 de la madrugada
Gabriel-¿supongo que mañana debes levantarte temprano?.
Alice- A las 9 debo abrir el local, la he pasado muy bien contigo y se me ha pasado el tiempo volando.
Gabriel-¿Quieres que te acompañe hasta tu casa? ella asintió con la cabeza. Fuimos hasta la mesa le ayude a ponerse su abrigo yo me puse mi chaqueta de cuero y le entregue las flores, salimos caminando lentamente hacia su casa.
Alice- Llegamos ¿ Quieres entrar?.
Casi falla mi auto control y me grite para ms adentros ¡¡¡No!!!
Gabriel- Lo dejamos para mañana conteste.
Alice –Vale te espero mañana a las 8,30 en mi casa ¡sí!-
Gabriel - Con gusto. La bese fervientemente y ella se entregaba a mi pero no podía jugar a si la mataba o no. Me di la vuelta y me fui para no seguir tentando a la suerte. Subí a mi auto y regrese a casa.
Allí me esperaban Adolf y Molly que al unisonó pusieron cara de querer saber.

No ha pasado nada impacientes. Y no porque ella o yo no hubiésemos querido solo que tuve miedo de matarla, no me lo perdonaría, todo lo que paso fue jugar con fuego, no nos quemamos pero estuve solo a un pequeño paso en tres ocasiones casi como que tuve que controlarme en exceso; no, no pude.

No dijeron nada y se fueron me dejaron con mis pensamientos y preparándome para mañana.

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