domingo, 21 de noviembre de 2010

FANFIC INMORTAL (4º capitulo)

Su Casa 


Apenas llegue de la cita con Alice me cambie y fui a cazar tenía que esta lo más seguro posible de evitar hacerle daño alguno y probablemente saturado de sangre pueda evitar que el veneno me moleste, siento algo muy fuerte por ella, no supe nunca lo que es sentirse así y no quiero cometer errores, ni el más mínimo.

Cuando regrese me sentía cargado, saturado, nunca había hecho esto pero si había alguna posibilidad de que me ayude bien venido es. Decidí ir simplemente de sport, un vaquero, una camisa celeste y una chaqueta negra.

 Si, simple, íbamos a estar en su casa, no íbamos a ir a ningún lado así que más daba no se necesita etiqueta.

Estoy demasiado nervioso parezco un crió al que le festejaran un cumpleaños sorpresa inquieto, con miedo, con ansiedad.

Tantos años de control y me siento como un novato recién transformado, ja, lo q es la vida, yo que me consideraba auto suficiente me siento como si tuviera que pedirle auxilio a todos los que me rodean, ¿Qué se supone que es esto? Lo único que sé que en solo cuatro horas debo superarlo para poder volcarme a ella, a Alice.

La conocí hace solo 24 hs y ha dado vuelta mi mudo, será que las emociones humanas que tanto negué ahora hayan salido a la luz así. Me daré un baño de inmersión con sales relajantes, según Molly son efectivas, para poder centrar mis pensamientos en una sola cosa auto control. 

Estaba tirado en la cama meditando tranquilo cuando me golpean la puerta me digne a decir entra, era Adolf, .dime

Adolf - Gabriel ¿qué te está sucediendo?

Gabriel – mira Adolf si tengo que decirte la verdad, no sé, la conocí hace poco menos de un día y ha revolucionado todo dentro de mi mundo, jamás sentí nada por una mujer más que por las de esta casa y no es de eso lo que hablo y lo sabes.

Adolf Me miro fijamente a los ojos y se atuvo solo a decirme, -Quiero que salga de ahí adentro mi hermano, que has hecho con él, un ser con todo el auto control, seguridad, empeño, un abogado reconocido capaz de hacerle creer a alguien lo que él quiere que crea, esta dudando de sí mismo, Gabriel no te escondas, lo que pasa que te ha flechado Cupido es normal pero lo que puedes tener con ella por humana que sea solo tú puedes hacerlo, nadie puede hacerlo por ti, fe hermano a todos nos ha pasado el enamoramos y sentirnos tontos, temerosos, celosos, sobre protectores, pero ríndete a los sentimientos déjate llevar no le harás daño ten fe y deja de sufrir, me voy piénsalo no me contestes nada

- Se levanto y se fue.

Sus palabras me ayudaron a recordar de todo lo q he sido capaz, porque perder ahora la fe en mi mismo, Gabriel fuerza y adelante.

Me cambie baje las escaleras, hoy no había nadie en apariencia esperando hacerme sentir mal, solo Adolf mirando la televisión que me miro y me guiño un ojo.
Me fui al garaje y subí a mi auto y salí rumbo al pueblo a encontrarme con ella, con Alice.

A la entrada del pueblo volví a comprarle rosas rojas y seguí hasta su casa.

Llegue aparque mi auto y baje fui a la entrada del local, toque el timbre, espere y sentí la señal para abrir la puerta y eso hice, subí las escaleras a paso humano para no delatar mi ansiedad.

Al llegar estaba la puerta abierta y sentí que me decía –Gabriel entra ya voy- respondió–

Gabriel-No te apures tomate tu tiempo, vale - su piso era pequeño pero acogedor, me saque el abrigo y lo coloque en un perchero al lado de la puerta de entrada, tenía calefacción, me acomode en el sillón del salón dispuesto a esperarla.

A los pocos minutos apareció, me levante del sillón para ir a abrasarla.

Alice -hola.-

La mire estaba allí con su minifalda y una camiseta que apenas le llegaba a la cintura, la abrase

Gabriel -hola hermosa- luego le subí la cabeza tomándole del mentón y la bese sobre los labios -Estas realmente hermosa y seductora con esa minifalda, deja ver lo suficiente para que me pongas loco. Es que acaso buscas ponerme loco te comería entera.
Alice Se sonrojo -Tranquilo para eso hay tiempo, tomas un whisky.

Asentí con la cabeza. Fue hasta la nevera puso hielo en dos vasos y sirvió. Se vino hacia mí con un vaso en cada mano, me di cuenta que tenia música suave en el equipo de música todo muy romántico.
Alice - Perdona no te pregunte si tenias hambre-

 Le dije muy serio

Gabriel–solo de ti-.

Alice - Quieres ver una película o simplemente charlamos.

Gabriel - Charlemos- dije – te puedo hacer una pregunta- acepto con un movimiento de cabeza -¿Qué me has hecho, acaso me has embrujado con esos ojos tuyos, no hago otra cosa que pensar en ti-
Alice -Gracias por el alago-respondió - ¿Pero no te habrás embrujado tu solito?

Gabriel - Esos ojos tuyos son los brujos entonces- le respondí sentí como su corazón se corría una carrera y por más que quiso disimular se ruborizo. Me acerque a ella despacio y le di un beso en el cuello detrás de su oreja y se entrego aflojando el cuerpo mientras la abrase y se estremeció.

Alice - Tienes la piel tan fría-me dijo.

Gabriel -Te molesta- dije

Alice - No- me respondió entre un suspiro, -por el contrario- aclaró.

Gabriel - Me alegro- insistí, entonces la acosté a lo largo del sillón y la apreté levemente contra el sintiendo todo su cuerpo a lo largo del mío con cuidado de no hacerle daño alguno le tome el tobillo que le quedaba apoyado en el suelo y le empecé a acariciar ascendiendo por su gemelo hacia la rodilla, comencé a besarla suavemente en la boca acompasando las caricias cada vez acercándome muy lentamente hacia el borde de su falda comenzó a desabotonar mi camisa hasta el último botón, mientras yo metía la mano bajo su falda y le acaricie los muslos que quedaban libres de una diminuta ropa interior, al sentir eso decidí con el otro brazo apretarla contra mí y en un rápido movimiento la deje sobre mí para poder verla y tenerla en una posición que me permitiera sacarle la camiseta, y decidí que el lugar era estrecho la estreche con mis dos brazos y a la altura de mi cintura y la lleve sobre la mesa del salón y la recosté en la mesa, me retire la camisa controlando la velocidad a que lo hacía le tome las mano se las alce una a cada lado de su cabeza y comencé a besarle los brazos descendiendo suave, lento hacia su busto yo al igual que ella estaba totalmente entregados al deseo, con una mano sujete sus dos brazos sobre su cabeza y con la mano libre desprendí su sostén liberando sus pechos y entre sus gemidos los bese con suavidad y seguí bajando por su vientre, la libere de su falda y me acerque a su pubis, comenzó a temblar como hoja al viento, libere sus brazos la incorpore se abraso con las piernas a mí y le apreté la cintura la lleve al dormitorio y allí jugamos los dos a besarnos hasta el último rincón de nuestros cuerpos ardiendo por dentro y por fuera dejándome llevar de la misma manera que lo hacia ella olvidando completamente lo que yo era. Solo éramos dos amantes ardientes, entregados al sexo conteniéndome para hacerla llegar a las nubes junto conmigo, empapados los dos en su sudor, terminamos en la ducha los dos juntos perdiendo noción completa del tiempo pero sin dejar de besarnos un solo instante y sin despegar nuestros cuerpos hasta que cayó casi desmayada de cansancio, recién en ese momento su corazón comenzó a calmarse y relajarse entregándose a un sueño profundo entre mis brazos.

No podía creer lo que había acabado de vivir en ningún momento el veneno intento siquiera mostrarse o amenazar lo viví como nunca había vivido el sexo.

De repente entorno los ojos a medio camino de abrirlos por completo.

Alice – Donde estuviste metido todos estos años, me sonrió, o eres tal vez el mejor sueño que he tenido en mi vida donde se cumplieron todas mis fantasías – sonrió.

Gabriel – Donde estuviste tú en todos mis años de buscarte y cuando creí que nunca te encontraría aquí estas dando vuelta todo mi mundo en solo un día. Es la primera vez y no te miento que he vivido el amor de esta manera, me devolviste a la vida, te amo Alice –
Alice Se incorporó y me besó. Se acerca a mi oído y me susurro- gracias por entrar en mi vida, no te desharás de mi- y rio entre jadeos.

Me subí a ella cuidando no aplastarla le empecé a besar el cuello y le susurre al oído- unos mimos mas o te rindes. Abriendo los ojos al máximo me miro
Alice –Lo que quieras, me vas a matar si llega a ser igual al anterior.
Gabriel susurre –Prometo no matarte- lo decía enserio –No podría vivir nunca más sin ti, no se te ocurra dejarme te sacaría antes hasta la última gota de vida de tu cuerpo - y comencé a besarla nuevamente pero note que ella quería tomar la delantera así que me gire y la puse sobre mi y comenzó ella a besarme a mí, la deje y me hizo bolar junto con ella, y así empezó nuevamente una batalla de cuerpo contra cuerpo de hacerle sentir al otro todo lo indecible, entre besos caricias sentirme dentro de ella una y otra vez deseando que no terminara nunca pero de repente la encontré con lagrima en sus ojos y me separe con urgencia temiendo haberla lastimado. Inconscientemente y en fracción de segundos me encontraba contra la pared opuesta del dormitorio, ella se sorprendió
Alice -¿qué te sucedió?
Gabriel - ¡¡Tienes lagrimas te he lastimado!!.

Alice -Noooooo- dijo ella son de felicidad de éxtasis las lagrimas.

De repente note que por la ventana y justo a mi lado había un rayo de sol, había amanecido y había sol, no podía darme el sol, me entro la desesperación si me llegaba a dar sería la perdición para mí, ella vería el monstruo que hay en mi interior, solo atine a arrinconarme en las sombras y grite

Gabriel – Cierra las ventanas por favor, no puede darme el sol.

Ante mi desesperación ella corrió a bajar las persianas, y poner la habitación nuevamente en penumbras, se acerco a mí, me miro a los ojos y

Alice -¿Qué pasa? ¿Por qué? ¿Qué te hace el sol? Nada en ese momento se me ocurría que iba a decirle que saca de mi un monstruo, me atuve a decir –te horrorizarías.

Alice me miro y me dijo cariñosamente ¿Eres alérgico al sol? Me dio la letra completa

Gabriel –Sí, te puedo asegurar que no te gustaría lo que verías es monstruoso –soy un monstruo quise decirle-por favor Alice cierra todas las ventanas, no voy a poder salir de acá hoy tendré que quedarme en tu casa hasta que oscurezca.

Ella tomo un tohallon y se envolvió, me dio un a mí y lo enrosque a mi cintura fui hacia la cama ella fue por los whiskys pero estaban mal, los tiro al fregadero y sirvió nuevos, los trajo

Alice - Para mí no terminó la noche hoy no existen relojes en esta casa y si alguien viene por alguna antigüedad que espere a mañana. Me tomare el día que te parece.

Gabriel - Hermoso- soy tu prisionero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario